
La composición y la cantidad de microorganismos sobre y dentro de nuestro cuerpo cambian permanentemente, dependiendo de cómo vivamos, comamos, durmamos, viajemos y con qué otras personas y animales estemos en contacto.
Por ello, los probióticos deben tomarse o alimentarse durante al menos 10 días para que se produzca un cambio estable en la colonización. Un resultado óptimo se consigue con un uso regular y permanente.
Los probióticos deben tomarse o alimentarse durante al menos 10 días para garantizar un cambio estable.
Una vez finalizada la administración de un probiótico, la composición suele volver al estado anterior al cabo de un mes.
Si la administración tiene lugar a una edad temprana, el medio intestinal puede controlarse aún más fuertemente y el efecto probiótico positivo dura mucho más que con una colonización intestinal ya establecida.
Especialmente en los primeros años de vida, cuando el intestino y el sistema inmunitario están acabando de formarse, pueden aparecer más problemas digestivos e infecciones.
Algunos ejemplos de los impresionantes efectos de la administración de probióticos en los primeros años de vida son
- Los bebés que son amamantados, es decir, que reciben importantes bacterias lácticas probióticas a través de la leche materna, lloran hasta 40 minutos menos cada día y
- tienen un 52% menos de diarrea.
- Los niños que han sido amamantados tienen hasta un 60% menos de riesgo de alergias y hasta un 50% menos de riesgo de enfermedades respiratorias.
- hasta un 50% menos de riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias como el asma, incluso varios años después.

Los bebés que han sido amamantados tienen hasta un 60% menos de riesgo de desarrollar alergias y hasta un 50% menos de desarrollar enfermedades respiratorias como el asma.




Por supuesto, esto también se aplica a los animales jóvenes: cachorros, gatitos, potros, terneros, corderos y otros.
También todos ellos tienen una mayor necesidad de bacterias lácticas probióticas para fortalecer sus intestinos, todavía jóvenes y apenas colonizados, y un sistema inmunitario estable.
Especialmente el cambio de la leche al pienso de engorde, durante el cual los animales jóvenes suelen sufrir trastornos digestivos y enteritis infecciosas, se ve influenciado favorablemente por el uso de probióticos (ensayos de alimentación de SADIEK y BÖHM, 2001).
El estrés, especialmente en los animales jóvenes, también provoca una alteración de la composición y/o actividad de la microflora intestinal, que puede normalizarse de nuevo mediante el uso de probióticos (HENTGES, 1992; FULLER, 1999).
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La Dra. Eva Sattler es doctora en bioquímica.
Lleva años trabajando en el sistema inmunitario y la salud intestinal.
Desde 2014, refuerza NutraPet Systems en las áreas de desarrollo de productos y gestión de la calidad de los piensos complementarios probióticos bajo la marca NutraVital®.